Una persona de éxito, mi personaje inolvidable, Gerardo Hernández Les
Era frecuente en la radio, siempre abierta, que un servidor dirigía (Onda 8), el hecho de que alguna persona viniera para exponer públicamente algo personal o de algún colectivo.
Aquella mañana del 2007, sonó el timbre de la emisora, yo mismo abrí la puerta, me encontré con un hombre de edad indefinida podría tener lo mismo 45 que 65 años, de estatura media, muy delgado, poco pelo y de una hermosa y modulada voz, que más parecía prestada de un actor de doblaje que del personaje que tenía delante de mis narices.
Cuando tuvimos un hueco, le dejamos expresarse ante el micrófono. Traía un papel, y la redacción del contenido de aquellos folios era impecable, en resumen hablaban de la situación que vivían un numeroso grupo de vecinos, por tener unos caminos intransitables, en el municipio de Cártama (Málaga) nadie les hacía ni puñetero caso.
Los coches se rompían y cuando llovía se quedaban aislados.
En este sentido, las reclamaciones que se hacían desde ONDA 8 eran frecuentes. Lo que pareció singular fue la persona que hizo la lectura, procuré entablar conversación y años después quiero expresar mi admiración por este hombre, se llama Gerardo Hernández Les. Aquel lejano día su rostro me pareció conocido, a pesar de que por su perfecto dominio y pronunciación del español (castellano), no era de mi entorno habitual. Efectivamente el propio D. Gerardo confirmó mi impresión, era del norte pero su vida la desarrolló en Madrid. Participó en televisión, entre otros espacios, en alguna de las tertulias de “La clave” dirigidas por Balbín. Aquel contacto como el final de la película Casablanca, fue “ el principio de una hermosa amistad”.
GERARDO HERNÁNDEZ LES
Apasionado viajero y lector empedernido, conoce más de 60 países y posee una biblioteca voluminosa. Si a esto le unimos su poderosa memoria y su fascinante capacidad analítica, nos encontramos con un ser absolutamente digno de ser escuchado y respetado. Más, en lo que a mí respecta, la admiración me viene por su bondad. Gerardo se descompone ante las injusticias y la corrupción.
Médico especialista en Aparato Digestivo, se involucró activamente desde mediados de los años 70 en la política sanitaria, primero a través del Colegio de Médicos de Madrid y, posteriormente, como Secretario y Portavoz de la Federación de Asociaciones de Defensa de la Sanidad Pública (FADSP).
Defensor, desde el primer momento, de un Sistema Nacional de Salud análogo al británico o al vigente en los países nórdicos, colaboró afanosamente con los socialistas en la elaboración de la Ley General de Sanidad una vez instalado el PSOE en el poder en 1982. En consonancia con esta línea, fue nombrado Director de Salud Pública del Principado de Asturias en 1985.
Después de algunos años de “compañero de viaje” y tras superar muchas dudas, ingresó en el PSOE en 1988. Fue elegido presidente de FEDES (Fundación para el Estudio y Desarrollo de la Salud), organismo plagado de altos cargos de la administración socialista, entre ellos algún ministro y algún presidente de Comunidad Autónoma.
Su militancia socialista apenas duró dos años. Cuando conoció en vivo la realidad interna del partido, incapaz de hacerse cómplice de la deriva ideológica y de la dinámica de corrupción en que éste se había embarcado, lo abandonó por coherencia en 1990. Y así lo explicó en octubre de ese mismo año en una Tribuna Libre publicada en el diario El País.
En ese tiempo, Gerardo Hernández Les formó parte de una corriente interna del PSOE, que pretendió enderezar el rumbo que había tomado el partido, se llamó Democracia Socialista y terminó siendo liderada por Ricardo García Damborenea. Empezó con un impulso espectacular, pero cuando Felipe González se opuso a su legalización –por mucho que así lo contemplasen los estatutos del partido- el grupo se disolvió estrepitosamente. La mayoría volvió disciplinadamente al redil, y sólo unos pocos rompieron con el partido.
A la sazón, Gerardo Hernández Les era también Vicepresidente de la Cruz Roja de la Comunidad de Madrid. Cuando un emisario autorizado del PSOE le preguntó si no le gustaría ser presidente, le contestó: “me gustaría mucho, pero me gusta más ser presidente de mi mismo”. Fue el final. Hernández Les abandonó la FEDES, la Cruz Roja y el partido, y regresó a su consulta de la Seguridad Social. Los teléfonos dejaron de sonar, las invitaciones de llegar, todo era silencio y mala leche.