Fotografía de los años 70, en la que aparece trabajando en la barra
Francisco Rodríguez Baquero, padre de Josefa, junto a unos
clientes. Archivo Hermanos Rodríguez.
ARTICULO DE LA OPINIÓN DE MÁLAGA.
Alfonso Vázquez Pocos establecimientos hay en Málaga tan unidos a un barrio como el bar restaurante Hermanos Rodríguez, que empezó a funcionar en 1972 en el primer bloque levantado en La Paz, en la Carretera de Cádiz.
ARTICULO DE LA OPINIÓN DE MÁLAGA.
Josefa Rodríguez empezó con 22 años a ayudar a su madre en la cocina de Hermanos Rodríguez, el bar restaurante que en 1972 su familia abrió en el primer bloque de La Paz
Alfonso Vázquez Pocos establecimientos hay en Málaga tan unidos a un barrio como el bar restaurante Hermanos Rodríguez, que empezó a funcionar en 1972 en el primer bloque levantado en La Paz, en la Carretera de Cádiz.
A
pesar de la crisis, cumple 40 años en perfecto estado de revista. Quizás
sea porque los Rodríguez son una dinastía de hosteleros (unos ocho
regentan miembros de la familia en la provincia).
Josefa, que en el 72 tenía 22 años, ayudaba a su madre en la cocina del bar, como ya hacía en Cártama. «En aquella época se veía la barriada de Sixto desde aquí porque sólo había un sembrado con cañas y este era el único bloque construido, ocupado por algunos vecinos, no todos, pero el bar se llenaba porque dábamos la comida del menú a los obreros que construían La Paz», rememora.
En esos tiempos el menú costaba 50 pesetas e incluía un primer plato de cazuela o potaje, de segundo ensalada y pescado frito pero también había carne con tomate, filete y estofado.
Francisco Rodríguez Baquero fue un hombre muy querido en La Paz que falleció hace sólo dos años, ya nonagenario. Su hija Josefa recuerda cómo su padre abría el bar a diario a las 6 de la mañana y cómo estuvo al frente del negocio hasta el año 87, aproximadamente. En cuanto a Francisca, su madre, que todavía vive, cocinaba platos y tapas como higadito de pollo, riñones, pipirrana, ensaladilla rusa, estofados, platos tradicionales de entonces, en unos tiempos, cuenta Josefa, en que a la hora del desayuno todavía no se habían inventado los pitufos y los clientes seguían pidiendo vienas.
Josefa se casa en el 73 con Juan Ramos, un malagueño de la hostelería y la pareja marcha a vivir a Algeciras. Hacia 1987 Josefa regresa a Málaga ya con tres hijos (Manuel, Ana y Paqui) y hasta la fecha sigue en Hermanos Rodríguez, un establecimiento que como muchos otros de Málaga sufrió los estragos de las inundaciones de 1989. «El agua llegó a cerca de un metro de altura», cuenta, lo que obligó a cambiar los zócalos de madera por otros de mármol.
Además, el bar restaurante cambió su fachada en el 99. En cuanto a la cocina, comandada por Josefa, detalla que además de los desayunos, «que tiran bien», la gente acude al mediodía a tapear y de 2 a 3, el almuerzo. «Ahora con la crisis se está dando menú pero también hay carta: rabo de toro, carrillada de cerdo, codillos, que están muy buenos, solomillos de cerdo con crema de higos y bacon....»
Cuando todavía vivía su padre, en la Nochebuena Hermanos Rodríguez abría hasta las 6 ó 7 de la tarde y cuando se marchaban los clientes, muchos de ellos pandereta en ristre y tocando también con las botellas, «poníamos dos mesas enfiladas y nos juntábamos 40 personas de la familia», recuerda.
Las grandes ocasiones siempre se celebraban en este rincón de La Paz, así que el restaurante ha sido escenario de la celebración de bodas, bautizos y comuniones de la familia, «más los clientes que eran muy amigos y que estaba invitados porque eran como de la familia».
Desde hace cinco años, el bar restaurante deja de servir a las 9 de la noche para que los hermanos Rodríguez y su madre puedan estar en sus casas sobre las 10.30. Un pequeño respiro para un negocio por el que han pasado personajes como Nadiuska (tuvo una avería), Antonio David Flores, Javier Ojeda de Danza Invisible, Pedro de Tabletom o un antiguo vecino, el más famoso de La Paz: Dani Rovira.
Además de la entrega constante, con sólo los domingos de descanso, algo caracteriza Hermanos Rodríguez: aparte de la buena cocina, la simpatía y amabilidad de toda la familia. El secreto para durar 40 años. Y lo que les queda.
La historia
comienza en Cártama pueblo, donde Francisco Rodríguez Baquero y su mujer
Francisca González Martín tenían el bar Jerez y el bar Los Futbolines,
este último en alquiler. Padres de siete hijos, dos de ellos se quedan
trabajando en los bares de Cártama y el resto de la familia (los padres y
cinco hijos) se traslada al naciente barrio de La Paz, levantado en
Málaga por la Caja de Ahorros de Ronda.
«Mi padre vio
posibilidades, compró dos locales (en calle Schubert,2) que transformó
en el bar Hermanos Rodríguez y un piso enfrente con cuatro dormitorios,
que compró a un señor de la Estación de Cártama por 400.000 pesetas»,
recuerda su hija Josefa Rodríguez, que hoy está al frente del
establecimiento con la ayuda de sus tres hijos. Josefa, que en el 72 tenía 22 años, ayudaba a su madre en la cocina del bar, como ya hacía en Cártama. «En aquella época se veía la barriada de Sixto desde aquí porque sólo había un sembrado con cañas y este era el único bloque construido, ocupado por algunos vecinos, no todos, pero el bar se llenaba porque dábamos la comida del menú a los obreros que construían La Paz», rememora.
En esos tiempos el menú costaba 50 pesetas e incluía un primer plato de cazuela o potaje, de segundo ensalada y pescado frito pero también había carne con tomate, filete y estofado.
Francisco Rodríguez Baquero fue un hombre muy querido en La Paz que falleció hace sólo dos años, ya nonagenario. Su hija Josefa recuerda cómo su padre abría el bar a diario a las 6 de la mañana y cómo estuvo al frente del negocio hasta el año 87, aproximadamente. En cuanto a Francisca, su madre, que todavía vive, cocinaba platos y tapas como higadito de pollo, riñones, pipirrana, ensaladilla rusa, estofados, platos tradicionales de entonces, en unos tiempos, cuenta Josefa, en que a la hora del desayuno todavía no se habían inventado los pitufos y los clientes seguían pidiendo vienas.
Josefa se casa en el 73 con Juan Ramos, un malagueño de la hostelería y la pareja marcha a vivir a Algeciras. Hacia 1987 Josefa regresa a Málaga ya con tres hijos (Manuel, Ana y Paqui) y hasta la fecha sigue en Hermanos Rodríguez, un establecimiento que como muchos otros de Málaga sufrió los estragos de las inundaciones de 1989. «El agua llegó a cerca de un metro de altura», cuenta, lo que obligó a cambiar los zócalos de madera por otros de mármol.
Además, el bar restaurante cambió su fachada en el 99. En cuanto a la cocina, comandada por Josefa, detalla que además de los desayunos, «que tiran bien», la gente acude al mediodía a tapear y de 2 a 3, el almuerzo. «Ahora con la crisis se está dando menú pero también hay carta: rabo de toro, carrillada de cerdo, codillos, que están muy buenos, solomillos de cerdo con crema de higos y bacon....»
Cuando todavía vivía su padre, en la Nochebuena Hermanos Rodríguez abría hasta las 6 ó 7 de la tarde y cuando se marchaban los clientes, muchos de ellos pandereta en ristre y tocando también con las botellas, «poníamos dos mesas enfiladas y nos juntábamos 40 personas de la familia», recuerda.
Las grandes ocasiones siempre se celebraban en este rincón de La Paz, así que el restaurante ha sido escenario de la celebración de bodas, bautizos y comuniones de la familia, «más los clientes que eran muy amigos y que estaba invitados porque eran como de la familia».
Desde hace cinco años, el bar restaurante deja de servir a las 9 de la noche para que los hermanos Rodríguez y su madre puedan estar en sus casas sobre las 10.30. Un pequeño respiro para un negocio por el que han pasado personajes como Nadiuska (tuvo una avería), Antonio David Flores, Javier Ojeda de Danza Invisible, Pedro de Tabletom o un antiguo vecino, el más famoso de La Paz: Dani Rovira.
Además de la entrega constante, con sólo los domingos de descanso, algo caracteriza Hermanos Rodríguez: aparte de la buena cocina, la simpatía y amabilidad de toda la familia. El secreto para durar 40 años. Y lo que les queda.