La escasez de camas eleva la espera de enfermos graves para recibir rehabilitación en el Civil.
La siete habitaciones que hay para
esos pacientes son insuficientes para hacer frente a la demanda de
tratamientos rehabilitadores y de fisioterapia.
FUENTE.: DIARIO SUR.
Los pacientes llevan a cabo en el Hospital Civil una serie de ejercicios para recobrar la movilidad.
Las doce camas que tiene el servicio de
rehabilitación del Hospital Regional Carlos Haya (situadas en las
dependencias del Hospital Civil) son a todas luces insuficientes para
satisfacer la fuerte demanda existente. Ese hecho hace que los enfermos
que necesitan ese tipo de tratamiento tras mejorar de una grave
patología deban esperar a veces una, dos o tres semanas hasta que queda
una cama libre en el servicio de rehabilitación, según indicaron a este
periódico fuentes médicas consultadas. «Es frecuente que haya de cinco a
diez personas aguardando ser trasladadas», recalcaron.
El citado servicio sólo dispone de siete
habitaciones, de las que cinco son dobles y dos tienen carácter
individual. En total, hay una docena de camas. Los pacientes que las
ocupan suelen pasar ingresados una larga temporada, que oscila, según
los casos y el grado de afectación de su dolencia, entre un mes y seis.
El problema es que sólo se da un alta a la semana de media, indicaron
las fuentes citadas, lo que hace que los enfermos que están a la espera
de una cama deban aguardar más del tiempo del que sería deseable hasta
que logran ser trasladados al servicio de rehabilitación para su encame.
Los pacientes para los que está indicado el
ingreso para recibir tratamientos rehabilitadores y de fisioterapia son,
fundamentalmente, de tres grupos. En primer lugar, están aquellos que
han sufrido un accidente cererebrovascular que les ha dejado secuelas
que les impiden moverse con normalidad. Tras disponer del alta en el
servicio de neurología, una vez recibida la atención que se da a las
personas que han tenido un ictus o una hemorragia cerebral, se les envía
al Hospital Civil para que lleven a cabo el tratamiento rehabilitador
que precisan para ir recobrando la movilidad de la parte inmovilizada de
su cuerpo.
Mejorar la movilidad
En segundo lugar, están los enfermos que han sido
operados por especialistas del servicio de neurocirugía y que, tras
superar el periodo posquirúrgico, necesitan recibir rehabilitación para
mejorar sus movimientos. En tercer lugar, se hallan pacientes que han
pasado una larga temporada en la unidad de cuidados intensivos (UCI),
circunstancia que les ha provocado un atrofia muscular que afecta al
aparato locomotor. Para recobrar el vigor muscular y poder andar deben
someterse a ejercicios rehabilitadores y de fisioterapia.
Si hay camas disponibles, los enfermos son
enviados sin dilación al servicio de rehabilitación desde las plantas de
hospitalización en las que se encuentran (neurología, neurocirugía,
traumatología, etcétera). El escollo se produce cuando las doce camas
mencionadas se encuentran ocupadas. «El número de pacientes que tienen
que ser hospitalizados en el servicio de rehabilitación es superior a
las altas que se dan semanalmente», comentaron fuentes médicas. Ese
desfase entre salidas y entradas es lo que trae consigo un desequilibrio
que se traduce en las esperas de los enfermos hasta que consiguen una
cama.
La versión del hospital
Por su parte, fuentes oficiales del Hospital
Regional Carlos Haya indicaron que «las unidades de neurología,
neurociencias y rehabilitación tienen capacidad para asumir la atención
integral de este tipo de pacientes, independientemente de la unidad en
la que estén ingresados». Añadieron que los enfermos reciben en todas
ellas un tratamiento rehabilitador y de fisioterapia adecuado a sus
necesidades.
Una vez ingresados en el servicio de
rehabilitación, en el Hospital Civil, los enfermos son atendidos por
profesionales de una amplia experiencia en rehabilitación y
fisioterapia. «Es un personal con una gran cualificación y una excelente
destreza, lo que redunda beneficiosamente en la asistencia que ofrece a
los pacientes», afirmaron las fuentes médicas citadas anteriormente.
En el Civil hay un gimnasio de grandes
dimensiones en el que las personas con dificultades de movimiento
realizan una serie de ejercicio tendentes a ir recuperando la capacidad
de caminar y la fuerza en los miembros inferiores y superiores. Junto a
ello, se aplican sesiones de fisioterapia. «Las instalaciones del Civil,
aunque antiguas, funcionan bien y cuentan con médicos rehabilitadores
muy bien formados y de gran experiencia, así como con fisioterapeutas de
primer nivel», comentaron las fuentes consultadas. «El personal hace
todo lo que está en su mano y se esfuerza para que los pacientes mejoren
de sus graves secuelas. El problema es la falta de camas. Las doce que
hay son insuficientes para hacer frente a la demanda existente»,
subrayaron.
Aunque el hospital asegura que los pacientes
reciben una atención integral independientemente de la unidad en la que
se encuentren ingresados, el hecho de que las camas de rehabilitación en
el Civil se queden libres en un lento goteo genera incertidumbre entre
los afectados y sus familias, que desean que el traslado al servicio de
rehabilitación se produzca cuanto antes.
Las doce camas que tiene el servicio de
rehabilitación del Hospital Regional Carlos Haya (situadas en las
dependencias del Hospital Civil) son a todas luces insuficientes para
satisfacer la fuerte demanda existente. Ese hecho hace que los enfermos
que necesitan ese tipo de tratamiento tras mejorar de una grave
patología deban esperar a veces una, dos o tres semanas hasta que queda
una cama libre en el servicio de rehabilitación, según indicaron a este
periódico fuentes médicas consultadas. «Es frecuente que haya de cinco a
diez personas aguardando ser trasladadas», recalcaron.
El citado servicio sólo dispone de siete
habitaciones, de las que cinco son dobles y dos tienen carácter
individual. En total, hay una docena de camas. Los pacientes que las
ocupan suelen pasar ingresados una larga temporada, que oscila, según
los casos y el grado de afectación de su dolencia, entre un mes y seis.
El problema es que sólo se da un alta a la semana de media, indicaron
las fuentes citadas, lo que hace que los enfermos que están a la espera
de una cama deban aguardar más del tiempo del que sería deseable hasta
que logran ser trasladados al servicio de rehabilitación para su encame.
Los pacientes para los que está indicado el
ingreso para recibir tratamientos rehabilitadores y de fisioterapia son,
fundamentalmente, de tres grupos. En primer lugar, están aquellos que
han sufrido un accidente cererebrovascular que les ha dejado secuelas
que les impiden moverse con normalidad. Tras disponer del alta en el
servicio de neurología, una vez recibida la atención que se da a las
personas que han tenido un ictus o una hemorragia cerebral, se les envía
al Hospital Civil para que lleven a cabo el tratamiento rehabilitador
que precisan para ir recobrando la movilidad de la parte inmovilizada de
su cuerpo.
Mejorar la movilidad
En segundo lugar, están los enfermos que han sido
operados por especialistas del servicio de neurocirugía y que, tras
superar el periodo posquirúrgico, necesitan recibir rehabilitación para
mejorar sus movimientos. En tercer lugar, se hallan pacientes que han
pasado una larga temporada en la unidad de cuidados intensivos (UCI),
circunstancia que les ha provocado un atrofia muscular que afecta al
aparato locomotor. Para recobrar el vigor muscular y poder andar deben
someterse a ejercicios rehabilitadores y de fisioterapia.
Si hay camas disponibles, los enfermos son
enviados sin dilación al servicio de rehabilitación desde las plantas de
hospitalización en las que se encuentran (neurología, neurocirugía,
traumatología, etcétera). El escollo se produce cuando las doce camas
mencionadas se encuentran ocupadas. «El número de pacientes que tienen
que ser hospitalizados en el servicio de rehabilitación es superior a
las altas que se dan semanalmente», comentaron fuentes médicas. Ese
desfase entre salidas y entradas es lo que trae consigo un desequilibrio
que se traduce en las esperas de los enfermos hasta que consiguen una
cama.
La versión del hospital
Por su parte, fuentes oficiales del Hospital
Regional Carlos Haya indicaron que «las unidades de neurología,
neurociencias y rehabilitación tienen capacidad para asumir la atención
integral de este tipo de pacientes, independientemente de la unidad en
la que estén ingresados». Añadieron que los enfermos reciben en todas
ellas un tratamiento rehabilitador y de fisioterapia adecuado a sus
necesidades.
Una vez ingresados en el servicio de
rehabilitación, en el Hospital Civil, los enfermos son atendidos por
profesionales de una amplia experiencia en rehabilitación y
fisioterapia. «Es un personal con una gran cualificación y una excelente
destreza, lo que redunda beneficiosamente en la asistencia que ofrece a
los pacientes», afirmaron las fuentes médicas citadas anteriormente.
En el Civil hay un gimnasio de grandes
dimensiones en el que las personas con dificultades de movimiento
realizan una serie de ejercicio tendentes a ir recuperando la capacidad
de caminar y la fuerza en los miembros inferiores y superiores. Junto a
ello, se aplican sesiones de fisioterapia. «Las instalaciones del Civil,
aunque antiguas, funcionan bien y cuentan con médicos rehabilitadores
muy bien formados y de gran experiencia, así como con fisioterapeutas de
primer nivel», comentaron las fuentes consultadas. «El personal hace
todo lo que está en su mano y se esfuerza para que los pacientes mejoren
de sus graves secuelas. El problema es la falta de camas. Las doce que
hay son insuficientes para hacer frente a la demanda existente»,
subrayaron.
Aunque el hospital asegura que los pacientes
reciben una atención integral independientemente de la unidad en la que
se encuentren ingresados, el hecho de que las camas de rehabilitación en
el Civil se queden libres en un lento goteo genera incertidumbre entre
los afectados y sus familias, que desean que el traslado al servicio de
rehabilitación se produzca cuanto antes.