ARTICULO PUBLICADO EN EL DIARIO LA OPINIÓN DE MÁLAGA
FRANCISCO BAQUERO LUQUE
Salvo referencias muy puntuales, el devenir de un pueblo es, en lo sustancial, fiel reflejo del devenir del país que lo contiene. Hablar, pues, del llamativo y lamentable caso del hospital de la comarca del Guadalhorce es hacerlo de la casuística general de la sanidad nacional.
El número de potenciales beneficiarios de dicho centro hospitalario, aún en ciernes pese a que según palabra de Zapatero y Chaves debió entrar en servicio en 2008, rondan los 130-140.000, censados en 13 municipios ribereños. Es la guadalhorceña, la única comarca de la provincia, y quizás de la región, que carece de tan imprescindible servicio.
En el año 2005 se crea la plataforma prohospital comarcal con sede en Pizarra integrada por partidos políticos, asociaciones, otras entidades y vecinos de toda la comarca; es su coordinador el político pizarreño, Miguel Esteban, de Izquierda Unida, lo que suscita la suspicacia del resto de partidos políticos, que también veían en esta iniciativa vecinal una oportunidad de conseguir réditos electoreros.
Consecuencia de dicha rabieta llegan a las greñas los representantes de Alhaurín el Grande (PP) y Cártama (PSOE). Ambos quieren que el hospital se levante en terrenos de sus respectivos municipios. Percatada del percal, la consejera de Salud de la Junta de Andalucía, doña María Jesús Montero (menuda es ella), entra en la lid con la sana intención de, a río revuelto, sacar beneficio para la Junta, es decir que sea uno de estos pueblos quien pague, amén de ceder los terrenos totalmente urbanizados, un tercio de la inversión de la obra y, el otro tercio, la Diputación, del PSOE. Así, a la Junta que, insisto, es la obligada a pagar todo el precio de esta actuación sanitaria, le toca pagar solamente un tercio del mismo. Increíble.
El resto de alcaldes de la comarca, beneficiarios per se a partes iguales en las prestaciones del centro médico (mero CHARE y no el previsto antes), veían los toros desde la barrera sin pagar un puñetero euro, «porque mientras hayga tontos que paguen por hacerse la foto con la guapeta consejera, pa qué vamos a aflojarnos los bolsillos nosotros...» (alcalde de Tolox). Cártama fue la «agraciada» porque se comprometió a pagar ese tercio de la inversión total, equivalente entonces (parece que después esto se ha modificado) a la friolera de 6.000.000 de euros (mil millones de las antiguas pelas). Tras el trato, cómo no, la consejera de Sanidad no tuvo inconveniente en pasarse por estos andurriales cada dos por tres para hacerse decenas, miles de fotos (parece que muchas dedicadas y todo) con los mandamases del lugar. La pena es que el Gran Saldiguera ya no viene por estos lares con su trupe de saltimbanquis y cómicos, pues la parodia, en lo que era un virtuoso, la hubiese tenido cantada.
El asunto mueve a circunspección al saberse que amén del trozo de la finca protegida que húbose de recalificar para el hospital, ahora al dueño de la misma se le han recalificado otros 227.000 metros cuadrados para un parque empresarial juntito (juntito, digo) al centro médico. Por otro lado, parece que hay en la calle, que no en la oposición, ciertas reticencias sobre los términos del informe técnico para estas recalificaciones.
Por otro lado, el hospital comarcal no puede entrar en servicio hasta sabe Dios cuando, porque se hace necesario una ampliación de fuerza motriz eléctrica que, según Endesa, cuesta 2.000.000de euros en vez de los 300.000 en su día previstos y, he aquí la sangrante paradoja, la Junta de Andalucía dice que ha de pagarlo el Ayuntamiento; éste que la Junta, y, últimamente, se le quiere endiñar el mochuelo a Endesa, «que es en realidad la que va a obtener beneficios del consumo eléctrico», alega el concejal, Miguel Espinosa, que ya los ha puesto sobre la mesa, con perdón. En conclusión, unos por otros y los enfermos sin hospital y sin esperanzas de pronta resolución del caso.
(Francisco Baquero Luque es periodista)
FRANCISCO BAQUERO LUQUE
Salvo referencias muy puntuales, el devenir de un pueblo es, en lo sustancial, fiel reflejo del devenir del país que lo contiene. Hablar, pues, del llamativo y lamentable caso del hospital de la comarca del Guadalhorce es hacerlo de la casuística general de la sanidad nacional.
El número de potenciales beneficiarios de dicho centro hospitalario, aún en ciernes pese a que según palabra de Zapatero y Chaves debió entrar en servicio en 2008, rondan los 130-140.000, censados en 13 municipios ribereños. Es la guadalhorceña, la única comarca de la provincia, y quizás de la región, que carece de tan imprescindible servicio.
En el año 2005 se crea la plataforma prohospital comarcal con sede en Pizarra integrada por partidos políticos, asociaciones, otras entidades y vecinos de toda la comarca; es su coordinador el político pizarreño, Miguel Esteban, de Izquierda Unida, lo que suscita la suspicacia del resto de partidos políticos, que también veían en esta iniciativa vecinal una oportunidad de conseguir réditos electoreros.
Consecuencia de dicha rabieta llegan a las greñas los representantes de Alhaurín el Grande (PP) y Cártama (PSOE). Ambos quieren que el hospital se levante en terrenos de sus respectivos municipios. Percatada del percal, la consejera de Salud de la Junta de Andalucía, doña María Jesús Montero (menuda es ella), entra en la lid con la sana intención de, a río revuelto, sacar beneficio para la Junta, es decir que sea uno de estos pueblos quien pague, amén de ceder los terrenos totalmente urbanizados, un tercio de la inversión de la obra y, el otro tercio, la Diputación, del PSOE. Así, a la Junta que, insisto, es la obligada a pagar todo el precio de esta actuación sanitaria, le toca pagar solamente un tercio del mismo. Increíble.
El resto de alcaldes de la comarca, beneficiarios per se a partes iguales en las prestaciones del centro médico (mero CHARE y no el previsto antes), veían los toros desde la barrera sin pagar un puñetero euro, «porque mientras hayga tontos que paguen por hacerse la foto con la guapeta consejera, pa qué vamos a aflojarnos los bolsillos nosotros...» (alcalde de Tolox). Cártama fue la «agraciada» porque se comprometió a pagar ese tercio de la inversión total, equivalente entonces (parece que después esto se ha modificado) a la friolera de 6.000.000 de euros (mil millones de las antiguas pelas). Tras el trato, cómo no, la consejera de Sanidad no tuvo inconveniente en pasarse por estos andurriales cada dos por tres para hacerse decenas, miles de fotos (parece que muchas dedicadas y todo) con los mandamases del lugar. La pena es que el Gran Saldiguera ya no viene por estos lares con su trupe de saltimbanquis y cómicos, pues la parodia, en lo que era un virtuoso, la hubiese tenido cantada.
El asunto mueve a circunspección al saberse que amén del trozo de la finca protegida que húbose de recalificar para el hospital, ahora al dueño de la misma se le han recalificado otros 227.000 metros cuadrados para un parque empresarial juntito (juntito, digo) al centro médico. Por otro lado, parece que hay en la calle, que no en la oposición, ciertas reticencias sobre los términos del informe técnico para estas recalificaciones.
Por otro lado, el hospital comarcal no puede entrar en servicio hasta sabe Dios cuando, porque se hace necesario una ampliación de fuerza motriz eléctrica que, según Endesa, cuesta 2.000.000de euros en vez de los 300.000 en su día previstos y, he aquí la sangrante paradoja, la Junta de Andalucía dice que ha de pagarlo el Ayuntamiento; éste que la Junta, y, últimamente, se le quiere endiñar el mochuelo a Endesa, «que es en realidad la que va a obtener beneficios del consumo eléctrico», alega el concejal, Miguel Espinosa, que ya los ha puesto sobre la mesa, con perdón. En conclusión, unos por otros y los enfermos sin hospital y sin esperanzas de pronta resolución del caso.
(Francisco Baquero Luque es periodista)