ARTÍCULO DE OPINIÓN
LA POLITIZACIÓN DE UN MURO
Por Juan Andrés Vera.-
Desde la construcción de la Gran Muralla China, muchos han sido los muros que a lo largo de la historia se han construidos, casi siempre, para defenderse, para impedir el paso de personas o para aislarse de los demás.
La caída de estos muros siempre ha sido motivo de alborozo, pues significaba que desaparecía el fin para el cual habían sido construidos.
En Cártama, la caída de un pequeño muro de contención, ha servido para reforzar y ampliar, ese gran muro que separa a los dos grandes partidos políticos de nuestro país, un muro que lo único que hace es aislarlos cada vez más del pueblo que les ha votado.
Durante estos años, mientras se resquebrajaba, nadie le hizo caso a este pequeño muro de contención del polideportivo de Cártama. Sólo, cuando han visto que podía ser utilizado como arma arrojadiza contra su oponente, le han puesto interés, los focos y las cámaras, pero no los 24.000 € que constaba su reparación.
Ahora, este pequeño muro ha sucumbido a los años de desidia municipal para impedir que se cayera. Suerte hemos tenido de que no hubiera daños personales, decían lo que hace unos días se hacían la foto oficial junto a él. Así es, suerte, pues de lo contrario, las responsabilidades serían para el Ayuntamiento de Cártama no para la Diputación.
Con situaciones tan peculiares como las ocurridas con este pequeño muro, no es de extrañar lo que esta pasando con otras obras de mayor envergadura en nuestro municipio, como por ejemplo, la ciudad deportiva, las pistas de atletismo, la piscina cubierta, el centro de salud, el tanatorio, el teatro, el edificio de usos múltiples, el parking de la Estación, los polígonos industriales o el CHARE.
Y es que, siempre podremos echar la culpa a los demás de nuestros errores, pero alguna vez debemos de asumir que nosotros, y sólo nosotros, somos los responsables de la caída del muro del polideportivo de Cártama.
Si algún día sois capaces de romper el muro que os separa del pueblo, tal vez podréis ver la realidad y las verdaderas necesidades.
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