miércoles, 13 de octubre de 2010

HISTORIA DE LA PATRONA DE CARTAMA Y VIDA DEL RAPSODA D. JOSE GONZALEZ MARIN

Un peregrinaje por América que evitó la quema de la Patrona de Cártama.

El rapsoda pasó a la historia local por salvar la talla de la Virgen de los Remedios y engrandecer su fama de señora milagrosa.
Conocido sobre todo por sus recitales de versos ajenos, José González Marín improvisó un poema propio genial un día de nervios en el convulso año de 1936. Con la Guerra Civil española a punto de estallar y un clima de creciente odio hacia las imágenes religiosas, se celebraba en Cártama la procesión de la Virgen de los Remedios y el artista local, católico hasta la médula, le cantó así a la Patrona: «Por mandatos de la vida; e imperación de la gracia; te he de llevar peregrina; por las azules distancias. Cártama y tú sois mi lema; tú y la patria mi cantar; es mi amor España entera; y mi esperanza, la mar». Entonces, muy pocos lo supieron interpretar, pero González Marín acababa de anunciar sus intenciones de llevársela consigo en el barco que iba a cruzar el Atlántico para llevarle por una gira de más de un año por el continente americano.

El libro escrito por Francisco Baquero relata de manera emocionante toda aquella aventura, de ahí su subtítulo: 'El juglar y la Virgen peregrina'. Baquero califica de «hito mariano» aquella gesta de González Marín, que ha pasado a la historia por salvar de la quema la talla original de una de las vírgenes más veneradas de la provincia de Málaga e, incluso, de Andalucía. El plan del rapsoda cartameño se empezó a gestar en 1935, cuando estaba de gira por España y se percató de que las cosas iban a acabar mal.
En abril del 36, días antes de la festividad de Nuestra Señora de los Remedios, se produjo el cambio. González Marín se llevó la imagen original y dejó en su lugar una réplica elaborada por su amigo, el gran escultor Francisco Palma. Poco tiempo después, se descubriría que el artista estaba en lo cierto, cuando al término de la procesión del 23 de abril, el Frente Popular comunicó al cura párroco que la Virgen ya no se podría guardar más en la iglesia, según relata Francisco Baquero.

El sacerdote optó entonces por guardarla en una capilla que tenía en su casa, pero los milicianos se la acabarían llevando y echándola al fuego, siguiendo el patrón de lo que ocurrió en otros muchos pueblos de España. Pero la verdadera talla estaba ya en poder de González Marín, quien unas horas antes había comunicado sus intenciones al escritor José María Pemán.

FUENTE OBTENIDA DE DIARIO SUR 11/10/2010 NOTICIA COMPLETA PINCHAR ELANCE: http://www.diariosur.es/v/20101011/interior/peregrinaje-america-evito-quema-20101011.html

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