Las actuaciones se prolongaron durante todo el día frente a la ermita y en una carpa especialmente habilitada.
Las colinas donde hoy se levanta la llamada Ermita de las
Tres Cruces estaban cubiertas antaño por un mar de viñas. Según cuentan
las gentes del lugar, este era el lugar donde los jornaleros se
concentraban a diario con la esperanza de ser escogidos para ir a
trabajar al campo. Los que no tenían esa suerte, se consolaban cantando y
bailando en el monte, un ritual que acabaría convirtiéndose en
tradición pese a las sombras que todavía pesan sobre sus orígenes.
«Lo único que está claro, porque así está documentado, es
que el templo data de 1722», explica José Gómez, representante de la
Asociación Cultural Ermita de las Tres Cruces. En efecto, una placa en
el interior de la edificación reza que en esa fecha Ciriaco Jerónimo
Abendaño, de la dezmería de Almogía, autorizó su construcción y que fue
Ignacio Bonilla, párroco de Álora, el que la declaró adecuada para el
culto religioso. Fue precisamente José Gómez quien en 1999 impulsó la
creación de la asociación que lleva el nombre de la ermita con el
objetivo de fomentar su conocimiento y recuperar la fiesta de verdiales
que tenía lugar tiempo atrás.
Desde entonces se han celebrado ya 19 ediciones de este
festival, que ayer volvió a congregar a unas dos mil personas en este
cerro emplazado en el punto donde convergen los términos municipales de
Cártama, Álora y Almogía. Estos tres ayuntamientos junto con el de
Pizarra y la Diputación de Málaga colaboran con este colectivo cultural
en la organización de un evento consolidado ya como una de las grandes
citas para los amantes de los verdiales de la provincia.SEGUIR LEYENDO DIARIO SUR
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